jueves, 31 de mayo de 2012

JUANA DE ARCO _LA DONCELLA DE ORLEANS 31 de mayo del 2013







En el noreste de Francia, en la ribera del río Mosa y prácticamente sobre la frontera con el Imperio Germánico, se encuentra un pueblito llamado "Domrémy". Son los eventos acaecidos en el siglo XV, los que darán a esta pequeña aldea su marca de nobleza. Es en Domrémy donde la admirable maestra, tomará cuerpo físico el año 1412. Juana es la cuarta de cinco niños de Jacques d’Arc, un campesino de buena situación y de Isabelle Romée. Sus amigos y la familia la llaman con el diminutivo usual de Juanita.

Numerosos son los documentos de la época que nos permiten conocer la vida de Juana de Arco. Testimonios y crónicas se encuentran archivados en las bibliotecas de Francia y del extranjero.

Todos los testimonios de los habitantes de Domrémy concuerdan. Juana, es una niña campesina como las otras y realiza los trabajos de las niñas de su condición, es decir fundamentalmente las tareas domesticas, los trabajos en el campo para ayudar a su padre y hermanos, y en la época de las cosechas, guarda y lleva a pastar a las ovejas.

Es a la edad de trece años, es decir, alrededor del año 1425 cuando ella escuchará un llamado insólito : una voz, sobre la cual ella dirá mas tarde que es la voz de san Miguel, le habla del "estado lamentable en que se encuentra el reino de Francia" y la exhorta a "ir en auxilio del rey de Francia". Esta especie de llamado va a renovarse dos a tres veces por semana. A través de estas apariciones, el Arcángel Miguel le enviara dos Santas que vendrán a instruirla en su ministerio, ellas son: santa Catalina y santa Margarita. Juana guarda en secreto estas experiencias y responde a este llamado, haciendo votos de virginidad. Como ella misma lo dirá mas tarde: "La voz me decía que debía ir a Francia y que no podía retrasarme más, la voz me decía que yo liberaría Orleans del estado de sitio, la voz me dijo también que fuera a ver a Roberto de Baudricourt en la fortaleza de Vaucouleurs, que él me daría gente que iría conmigo." Esta fortaleza se encuentra a unos veinte kilómetros de Domrémy, la aldea en donde vivía Juanita y su familia.

Podemos decir que Juanita comenzó su ministerio público a la edad de 16 años, cuando en mayo de 1428 visita por primera vez a Roberto de Baudricourt en la fortaleza de Vaucouleurs

Después de nueve meses y al cabo de tres visitas, ella logra convencer al capitán de Baudricourt de darle una escolta para dirigirse a Chinon, en donde reside Carlos, el futuro rey de Francia que ella llamara con el apelativo del "delfín", es decir el "heredero".

Para hacer frente a su nueva vida y bajo los consejos del Arcángel Miguel y las santas Catalina y Margarita, Juana cambiará su vestido por ropa masculina y cortará sus cabellos como los pajes. Todo esto, como ella misma dirá mas tarde, para proteger su pudor.

El viaje durará 11 días recorriendo 600 km. a caballo y su llegada tendrá lugar el 6 de marzo. Juana es recibida después de dos días de espera. Al final del tercer día se le permite entrar en la gran sala del castillo de Chinon. Ella no conoce al "delfín" puesto que nunca antes lo ha visto, sin embargo, a pesar de que el "delfín" Carlos quiso disimularse entre sus súbditos, ella se dirige directamente él y sin vacilaciones, le expone lo esencial de su mensaje : "Gentil delfín, me llamo Juana la doncella y el rey de los cielos me envía para decirte que serás consagrado y coronado en la ciudad de Reims ", y después de algunas preguntas del rey, ella agrega : "Yo te digo de parte de mi Señor, que tu eres el verdadero heredero de Francia e hijo de rey y el me ha enviado a ti para que yo te conduzca a Reims para que puedas recibir tu corona y tu consagración, si tu lo quieres".

No es difícil de imaginar el efecto que estas palabras tuvieron sobre ese joven delfín de 26 años que desde la muerte de su padre ha vivido entre incertidumbres y dificultades. La conversación continuó en forma privada y el contenido de las revelaciones que Juana pudo hacerle al joven delfín quedaron en el más profundo secreto, sin embargo los testigos dicen que después de haberla escuchado, Carlos estaba resplandeciente.

No obstante, Carlos decide tomar ciertas precauciones para protegerse de cualquier superchería, por lo cual solicita que un concejo de teólogos, clérigos y prelados reunidos en Poitiers examinen a la doncella. Es así como Juana será interrogada durante tres semanas, en el curso de las cuales, algunas mujeres fueron designadas para vigilar discretamente el comportamiento de la joven y verificar su virginidad. Era pues necesario verificar que aquella que se hacia llamar la doncella, es decir la virgen, lo era efectivamente. El conjunto de pruebas fueron convincentes. Las conclusiones de maestros y doctores que la interrogaron, declaran que en Juana no se encuentra más que "bien, humildad, virginidad, devoción, honestidad y simplicidad".

Una vez que la autenticidad de su fe es reconocida por los jueces de Poitiers, Carlos decide aceptar los consejos de la doncella y de utilizarla en un nuevo esfuerzo de guerra para liberar Orleans. Entonces Juana es conducida a la ciudad de Tours, en donde Carlos hace confeccionar para ella una armadura blanca de acero bruñido, así como todos los equipamientos de un capitán. Ella misma pide que le sea confeccionado un estandarte que representa al Salvador sentado en su trono y acompañado de dos Ángeles que sostienen cada uno una flor de Lys (símbolo de realeza). También pide la confección de otro estandarte representando al Cristo sobre la cruz, que será llevado por el capellán y sacerdotes que siguen a la armada, de manera que ellos puedan reunir a las tropas para exhortarles a tener un buen comportamiento y a tomar refugio en la confesión. Toda una armada le es asignada, así como un intendente, dos pajes y dos heraldos (o mensajeros).

En adelante, la muchachita campesina de Domrémy, es un jefe de guerra que desempeñará su misión divina con celeridad sorprendente y eficacia prodigiosa. Ante las miradas sorprendidas de capitanes y nobles, Juana muestra que no solo es capaz de montar a caballo como una magnifica amazona, sino que además era capaz de manejar la espada y la lanza con gran destreza, sin embargo, ella nunca se servirá de arma alguna. La primera vez que el duque Juan de Alençon la vio montar a caballo y correr con la lanza para efectuar ejercicios de preparación quedo tan impresionado, que inmediatamente después le obsequio un caballo de su propia cuadra.

Otro noble de la época dice: "Fuera de los hechos de guerra, ella parecía simple e ignorante. Sin embargo para dirigir y disponer los batallones y sobre las cosas de guerra, para ordenar las armadas en posición de batalla y exaltar a los soldados, ella se conducía como si hubiera sido el capitán más hábil del mundo, como si toda su vida hubiese sido instruida en la guerra."

El duque de Alençon agrega: "Todos nos sorprendíamos de verla desplegar en la guerra, la habilidad y la visión de un capitán de treinta años en ejercicio, pero lo que mas admirábamos, era su manejo de la artillería en donde tenia una habilidad consumada en este arte". Es interesante saber que el uso de la artillería era reciente y que por lo tanto Juanita no pudo ser instruida por ningún hombre de la época.

La primera batalla que la doncella tuvo que librar, fue contra el escepticismo y rechazo de los otros capitanes y jefes de guerra, los cuales no estaban dispuestos a discutir sobre cuestiones de estrategia y de guerra con una muchachita campesina, humilde y sin lugar a dudas para ellos, ignorante. Los consejeros y hombres de confianza de Carlos también representaron un gran obstáculo, puesto que motivados por intereses y ambiciones personales, los dos personajes más cercanos al futuro rey: Georges de la Trémoille y Regnault de Chartres, se opondrán sistemáticamente a todas las iniciativas propuestas por Juana llevando a Carlos continuamente a la confusión y la duda.

El viernes 29 de abril Juana hace su primera entrada en la ciudad de Orleans, que está sitiada por los ingleses desde hace más de seis meses. En esta ciudad Juana toma contacto con los otros jefes de guerra que apoyan a Carlos y a pesar de que ellos quieren dejarla al margen de sus reuniones y consejos de guerra, ella logra imponer sus puntos de vista en lo que concierne a la liberación de Orleans y a la campaña que deberá llevarse a cabo a lo largo de todas las fortalezas del río Loira, para despejar la ruta hacia Reims, ciudad de la consagración de reyes y reinas.

Nueve días después de su entrada a Orleans y después de haber librado cruentas batallas, la ciudad de Orleans será completamente liberada y el 8 de mayo de 1429, Juanita llevando con ella su estandarte, entrará nuevamente en la ciudad bajo las ovaciones de la multitud agradecida. Varias otras victorias sobre las posiciones inglesas y Borgoñonas seguirán a esta de Orleans, las cuales permitirán de avivar el sentimiento nacional y devolverle la confianza al delfín Carlos, para dirigirse a la ciudad de Reims, la cual se encuentra en territorio ocupado. El camino lo efectuara acompañado de Juana y de su "Armada de la consagración", a la cual se sumara en el trayecto una multitud siempre creciente. Tal como Juana le anunciara de antemano, las ciudades por las cuales fueron pasando le irán brindando una a una su apoyo. Todo el mundo quiere ver al nuevo rey recibir su consagración y su corona, pero también el pueblo quiere ver a esta muchachita campesina, enviada por la divinidad para restablecer el orden y la paz en esas tierras.

La consagración tendrá lugar el 17 de julio y la ceremonia se realizó con gran pompa. Un testigo del evento nos narra: "La doncella se mantuvo siempre junto al rey, sosteniendo en su mano el estandarte. Y fue una cosa magnifica de ver los bellos modales que tenia el rey y también la doncella".

Cinco meses después de su partida de Veaucouleurs la misión que Juanita anunciara al delfín a su llegada a Chinon y delante de los jueces de Poitiers, esta cumplida: el rey legítimo, Carlos VII, vuelve después de recibir su coronación y su consagración. Ella misma al final de la ceremonia se pone de rodillas y le dice al rey: " Noble Rey, la hora a llegado en que la voluntad de Dios ha sido ejecutada, el cual quiso que yo os trajera a esta ciudad de Reims, para recibir vuestra santa consagración, mostrando de esta manera que vos sois un verdadero rey y al cual, el reino pertenece".

A partir de este momento el rey cae nuevamente entre dudas y vacilaciones. Sus consejeros: Georges de la Trémoilles y Regnault de Chartres, logran alejarlo de la influencia y consejo de Juana. Un proceso lento de treguas y transacciones diplomáticas se instalan, las cuales obstaculizan la acción de Juana y condenan a una armada desbordante de entusiasmo a la inacción.

El duque de Alençon y Juana deciden efectuar una tentativa para liberar Paris, desgraciadamente la acción no tiene éxito y Juana es herida. El rey Carlos VII, engañado por sus consejeros y por el duque de Borgoña, ha optado por el camino diplomático y el 21 de septiembre ordena la disolución de la "Armada de la consagración". Juana es así aislada, separada de los otros jefes de guerra los cuales desprovistos de su influencia, perderán toda hegemonía.

El consejero del rey, Regnault de Chartre llegará incluso a nombrar otros capitanes, entre los cuales se encuentra Guillaume de Flavy, el cual será destinado a la ciudad de Compiègne. Esta ciudad se encuentra sitiada y algunos meses más tarde Juana tratara de liberarla acompañada de una armada que ella misma ha contratado. Replegándose después de un enfrentamiento contra tropas Borgoñonas que rodean la ciudad de Compiègne, su armada busca refugio en el interior de los muros que la protegen. Como es su costumbre, Juana se pone en la retaguardia para proteger la retirada de su armada, y cosa insólita, el gran numero de la armada logra entrar en la ciudad, pero el capitán de Flavy, responsable de Compiègne, ordenara el cierre de las puertas antes de que Juana y el pequeño grupo que la acompaña en la retaguardia logren pasar. El beso de Judas se ha posado sobre la Maestra de Arco.

El 24 de Mayo de 1430 a la edad de 18 años, Juana es hecha prisionera delante de Compiègne. El precioso botín esta en manos de los soldados de Jean de Luxembourg, el cual es vasallo del duque de Borgoña. La alegría de los ingleses es enorme, pues no existe ningún capitán ni jefe de guerra al que teman más que a esta joven doncella.

Al cabo de seis meses Jean de Luxembourg, seguramente presionado por su señor el duque de Borgoña, acepta entregar a los ingleses la valerosa doncella. Seis meses durante los cuales el rey Carlos, no realiza ningún gesto para rescatarla. 10.000 libras es el precio de la traición, 10.000 libras que los Ingleses pagarán a Jean de Luxembourg para obtener aquello que no tiene precio. Desde tierra santa nos resuenan como un eco los treinta denarios y la cruz.

El 23 de diciembre es conducida y encerrada en el castillo de Rouen, feudo en manos de los ingleses y enseguida encomendada al tribunal de Inquisición presidido por el obispo Pierre Cauchon, colaborador incondicional de los ingleses. Juana es sometida a un largo proceso de herejía. El Proceso de Inquisición comenzara el 9 de enero y durara cinco meses, durante los cuales Juana será interrogada maltratada y torturada. Finalmente Juana será acusada de haber recaído en herejía. La excusa es que ella ha vuelto a usar ropas masculinas. En efecto, Juana había aceptado ponerse una vestimenta de mujer, a cambio de que se le permitiera ir a la iglesia a escuchar misa y recibir la eucaristía. Sin embargo sus jueces no cumplieron su promesa y cuando los guardias ingleses la vieron vestida de mujer, quisieron abusar de ella. Es así como Juana será declarada hereje y en recaída de herejía. Será condenada a la hoguera y quemada viva en la plaza del Mercado Viejo de Rouen el 30 de Mayo de 1431. Juanita solo tiene 19 años.

Durante los años que seguirán a la muerte de Juana, los diferentes Jefes de Guerra harán tentativas aisladas de combate, sin especial relevancia. Felizmente en 1433 tendrá lugar un atentado en el interior de la corte, que pondrá fuera de circulación a "de la Tremoille". Una vez que este funesto personaje es alejado del rey, Carlos abandona la vía diplomática y crea una nueva armada. La reconquista del reino toma fuerza nuevamente, es así como Paris será liberada en 1436, Rouen en 1449 y la unificación total del reino se concretizará en 1453. Han tenido que pasar 22 años, desde que Juana fue quemada, para que el territorio sea completamente liberado y la obra de la Maestra de Arco enteramente consumada.

En 1450, es decir diecinueve años después que Juana fuera condenada a la hoguera, el rey Carlos abrirá una investigación sobre las circunstancias del proceso y del suplicio hecho a la doncella, el cual concluye con una declaración solemne de rehabilitación, el 17 de julio de1456. Por su parte la Iglesia Católica ha reconocido la santidad de Juana y la ha beatificado en 1909 y canonizado en 1920.

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