miércoles, 3 de agosto de 2011

El alimento del Ángel o :Las condiciones prácticas del trabajo sobre las imágenes


La nourriture de l'ange ou :
El alimento del Ángel o :
Las condiciones prácticas del trabajo sobre las imágenes
(Nuevas Comunidades VII)

Desarrollar “el tacto” (“le toucher”) en el  Pensamiento “Significa entrar en estado de actividad en el seno del pensar”.  Habitualmente, estamos interiormente, relativamente pasivos: ante las percepciones, los conceptos, las ideas, que nos llegan por ellas mismas _ así como también la reflexión y la especulación intelectual, en las cuales nos parece estar más activos, no siendo  finalmente sino el efecto de una “inclinación natural” en nosotros. No obstante, nosotros podemos elevarnos a un grado superior de actividad interior, y podemos acceder a un nivel de realidad, donde nada no es dado, donde todo debe ser conquistado con alto esfuerzo. Esta etapa del desarrollo está descrita por Rudolf  Steiner, como “la lectura de la escritura oculta”, aquel que la adquiere perfectamente, es ya un iniciado y puede orientarse libremente en el mundo espiritual.  Estos términos de “escritura oculta”, “iniciado”, tienen ciertamente algo de grandioso y misterioso.
Ya sé que algunos se dirán: estas cosas están muy lejanas_ no he llegado todavía ahí_, _no es para mí!_.  Es muy común dejarse llevar por la idea de que el sendero iniciático, es ajeno a las preocupaciones cotidianas, que es reservado sólo para una élite, que es necesario tener tiempo, que se requiere una vida aislada. Y no es así, es exactamente lo contrario lo que es verdad, es que en la –vida misma-que él  se encuentra, particularmente, en las condiciones actuales, donde atravesamos pruebas dolorosas-,  se constituye en  un Templo de Misterios. Por lo que desde ya, este presente, nos lleva al umbral del mundo espiritual y muchas personas son ya casi iniciadas, sin duda es la vida que les ha conducido hasta ahí.
 Porque todas las condiciones preparatorias nos han sido dadas hoy de forma abundante: la ciencia que ha tomado un lugar importante en la enseñanza, nos obliga a un verdadero ascetismo del pensamiento, las situaciones de la vida social o personal nos

 Obligan  a luchar para adquirir  
Toda suerte  de virtudes prácticas necesarias;     las inevitables crisis y contradicciones, las duras  experiencias, nos colocan en el umbral del vacío.
  Nos queda  pues por hacer, buscar un camino metódico para que estos materiales se organicen y que en lugar de anularse mutuamente, se constituyan en un organismo. Es necesario que las dificultades de la vida, lejos de frenarnos, nos impulsen con  coraje.
Algunos minutos pueden ser suficientes para hacerlo,  pero lo importante es que este momento privilegiado este preservado cada día.
Al inicio se requiere de la tenacidad y del coraje, pero muy pronto estos instantes consagrados del día, se convierten en una alegría que irradia sobre toda la existencia cotidiana, como una  respiración espiritual,  tan necesaria como lo es el aire para los pulmones.
En efecto, no se refiere en  cultivar “grandes cosas”, sino de aprender a detenerse en  “las cosas”: alejar todas las preocupaciones, todas las inquietudes,  y dirigir por sí mismo la atención sobre una idea o una observación, excluyendo cualquier otra.
Porque si la vida nos exige  activarnos interiormente, vivir esta actividad interior   no puede ser   sino un acto deliberado.   Podemos escoger no importa, cualquier idea u observación, lo importante  es dejarla « resonar” en sí mismo,  dedicarse a escucharla.
Por resonancia, se entiende aquí, no la repetición interior de palabras, de sonidos o de imágenes, que nos llevarían a un bamboleo  y a una forma  de ilusión (“reverie”), sino al acceso de  las impresiones cualitativas y sutiles, que  se elevan de un pensamiento, de una representación. Comúnmente,   los pensamientos surgen del interior para dirigirse inmediatamente y exclusivamente al exterior. Y hasta retomándolos en nosotros mismos, por ejemplo para un análisis bien fundamentado, para un examen de consciencia o para una introspección,  es siempre su exteriorización, a lo que estamos atentos: estas ideas son justas? Claras, están encadenadas lógicamente? 
Son morales, objetivas, bellas, realistas, etc.? Jamás nos dirigimos hacia su interioridad. Frente a ellas, como hacia el resto de todas las percepciones, nos parecemos a aquel que, delante de un texto, se contentaría con  descifrar las letras.  Le sería imposible leer las palabras y Las frases, acceder a su significación.  El sentido, en efecto, no está encerrado en la letra impresa, el surge siempre de entre los  dos, de entre los dos signos, letras, palabras, líneas, parágrafos.
Si nos colocamos así delante no importa cual objeto interior –puede ser una forma geométrica (círculo, triangulo, etc.), un cristal de roca, un grano, un ver viviente, una frase del Evangelio según San Juan, un pensamiento o una observación que hemos tenido en las horas precedentes-, nos dedicaremos antes que nada a este  “entre – los dos” de este objeto, es decir, a aquello que habla en él, a través de él.
Yo me sumerjo enteramente en tal pensamiento, me esfuerzo en recrearlo interiormente, de estar en él, al mismo tiempo que estoy pensándolo: que me dice él?  Cuáles son las impresiones que emanan de él? Cuáles son los colores, cuales los movimientos, que formas se expresan en él y por él? Al principio, corremos el riesgo de no resentir sino vagamente que algo vive y se expresa en el pensamiento o detrás la imagen, siendo aun como un ciego, que sólo toca.
Pero poco a poco  «  si vivimos en la esencia viviente del pensamiento” (esta formulación de Rudolf Steiner es muy evocadora), percibiremos de más en más netamente estas impresiones, estas cualidades.
Entonces, manteniendo la presencia de espíritu en el objeto de  la meditación, vamos ahora, a intensificar estas impresiones hasta sentir en ellas algo tan objetivo- o más- de lo que percibimos,  cuando observamos un fenómeno exterior.  El pensamiento, la representación, comenzará entonces a animarse, a revelar todas  sus resonancias interiores, llegando a  ser un ser viviente, un ser espiritual.
Curiosamente, por otra parte, cuando hacemos este trabajo, nos damos cuenta  que ciertas impresiones de infancia completamente sumergidas, comienzan a emerger en la consciencia. Lo que hemos olvidado a tal punto, de niño, todos nuestros primeros pensamientos, nuestros primeros conceptos, nos aparecerán, cada vez más como seres animados.  En todo caso cuando reaparecen estas frescas impresiones de la infancia, es un signo cierto de que las modificaciones que se producen en nuestros cuerpos sutiles (astral y etérico),  donde  se  están formando órganos y corrientes.  Quiere decir que el trabajo cotidiano realizado con paciencia comienza a actuar profundamente sobre nuestro organismo y sobre nuestra biografía. Nuevas resonancias se manifiestan, que vienen de experiencias tenidas en el estado de vigilia, así como en los estados del sueño.
Nos damos cuenta entonces, cada vez  más, de  la necesidad de aplicar este trabajo, no sólo a las ideas y a las representaciones, sino también a las acciones y a los sucesos.
En esta fase del trabajo, podemos también tomar otro momento, puede ser otra hora del día, preferiblemente la noche, para evocar interiormente los episodios más destacados de la jornada o de una parte de la biografía.
Nos detendremos enseguida sobre ciertas imágenes.  No se refiere  a un examen de consciencia, ni del disfrute de revivir impresiones recibidas, sino de penetrar más profundamente cuidando una imparcialidad   de observador externo.
Dicho de otra manera, interesarse verdaderamente, pero de manera desinteresada. Esto es contradictorio solo en apariencia: la imparcialidad, el escuchar, son el resultado de la más grande actividad del alma y no de la pasividad. Evocando interiormente las circunstancias de un reencuentro, entrevista, acción, poniéndome a escuchar toda suerte de detalles “insignificantes,” fugaces, que tal vez no he podido observar en el momento, pero que ahora toman  una nueva significación, porque ellos son portadores de resonancias escondidas.  Estas se revelaran de más en más, con la condición  que yo confronte mis actos personales como preguntas al mundo espiritual y los hechos que se presentan, como respuestas  de él. En este
Sentido, yo soy también  portador de respuestas para los otros.  Se refiere pues, a ponerse a escuchar las verdaderas preguntas  y las verdaderas respuestas.  Una situación puede por ejemplo llevarme a una acción más antigua y sin una relación lógica inmediata. Una escena de la cual fui testigo puede entrar en resonancia con otro episodio de la vida de otros actores  y,  al mismo tiempo, con circunstancias personales que se relacionan con veinte años atrás.
Intensificando estas impresiones, podemos también resentir que algo habla a través de la situación evocada de la cual el origen se sitúa fuera de esta existencia terrestre, en una vida anterior.  Por lo tanto, en este último caso, como en el precedente, no llegáremos muy lejos si no nos esforzamos en acompañar conscientemente la metamorfosis de las imágenes y las impresiones
Obtenidas.
Es necesario que los resultados de este trabajo pasen por el inconsciente, por el sueño. Es importante reunir en una sola imagen la impresión de conjunto antes de dormir y observar lo que surge de nuevo al despertar.  Esto puede ser nuevas imágenes que son pensamientos que están ahí, o pensamientos, entonces  podemos constatar algo  que no estaba antes  presente.  Los sueños  son en este asunto  indicios preciosos, sobre todo el del despertar. Generalmente, desde la segunda noche, aclarada por las experiencias ocurridas durante la jornada, veremos ya elementos bien diferentes, seremos como el artista cuando delante de su obra, se siente atraído por colores particulares, por formas, materiales. En este estado, este trabajo sobre las imágenes viene a ser un trabajo karmico, armonización del karma. Cada acto, cada suceso, cada reencuentro es puesto inmediatamente en relación con el conjunto de la biografía.
De esta manera, se va extendiedo, es como si construimos un organismo más vasto relacionado directamente a todo lo que llevamos al sueño y de esa forma, nosotros lo aportamos al universo entero, al Ángel y a todos los seres espirituales.  De tal manera, las respuestas, comienzan  a revelarse por todas partes, cada
Día aporta sus sucesos destacados, sus « coincidencias ». Estos son los efectos de este trabajo, porque el permite compensar el Karma- este -  extendiéndose de más en más, a aquel de los otros, al  del mundo.  Es este el modo de llevar las contra-imágenes  delante del umbral (en el sueño) y de implicarse activamente en su metamorfosis,  las respuestas constituyen el elemento de curación social.

MICHEL JOSEPH
 PUBLICACION : 3 JULIO 2011-TOURNANT SPIRITUEL




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