Cuando Mozart estrenó La flauta mágica tenía treinta y cinco años y sólo le
quedaban dos meses de vida. El empresario teatral Emanuel
Schikaneder pasaba
graves apuros económicos y el compositor, gran amigo suyo desde los años de
juventud y en su misma situación financiera, resolvió escribir para él una obra
que podría dar dinero. Al conocer que un teatro rival iba a estrenar otra ópera
con igual asunto, se modificó por completo la acción dotándola, además, de una
significación simbólica supuestamente de acuerdo con ciertas prácticas
masónicas, logia a la que según algunos autores pertenecían. El elemento mítico
y maravilloso adquirió en La
flauta mágica un gran
relieve.
Schikaneder era hermano masón de Mozart. Fue el primero que
interpretó a Papageno, mientras que el papel de la Reina de la Noche era
interpretado por Josepha Hofer, cuñada
de Mozart. Otros intérpretes del estreno fueron: Benedikt Schack (Tamino), Anna Gottlieb (Pamina),Franz Xaver Gerl (Sarastro), Johann Joseph Nouseul
(Monostatos), Herr Winter (Orador) y Barbara Gerl (Papagena). Interpretaron a las tres
damas Mlle Klöpfer, Mlle Hofmann y Mme Elisab[e]th Schack;
a los tres muchachos Anna
Schikaneder, Anselm Handelgruber y Franz Anton Maurer; a los dos
sacerdotes Johann Michael Kistler y Urban
Schikaneder y,
finalmente, los dos hombres armados fueron Johann Michael Kistler y Herr Moll.
Según muchos historiadores y críticos, podría haber influencias
masónicas en la ópera, ya que Mozart fue iniciado la logia masónica de Viena
llamada Zur Wohltätigkeit ("La Beneficencia") el 14 de
diciembre de 1784. Cuando se produjo el estreno de La flauta mágica, la masoneríaacababa de ser
prohibida en el imperio austriaco por su relación en ese país con los Iluminados
de Baviera. Muchas de las ideas y motivos de la ópera recuerdan los
de la filosofía de la ilustración.
La flauta mágica sigue
siendo importante dentro del repertorio operístico estándar y aparece como la
número 1 en la lista de Operabase de
las óperas más representadas en todo el mundo para el período 2005-2010.4 Su estatus como obra maestra de la
ópera es incuestionable y ciertamente único dentro del más reducido ámbito del singspiel, donde no tiene
comparación posible.
Algunas de sus melodías son muy familiares, como el dúo de Papageno y
Papagena, o el aria de coloratura de la
Reina de la Noche titulada Der Hölle Rache kocht in meinem Herzen (La venganza del infier En el año 1791, Schikaneder, conocido actor, escritor, y
empresario teatral entre otras actividades, propone a Mozart la posibilidad de
colaborar para hacer una ópera juntos. Ni Mozart ni Schikaneder estaban pasando
por un buen momento económico, y pensaron que de esta manera podrían salir
adelante. Mozart aceptó la idea, y mientras componía la música para la ópera,
empezó a componer el Réquiem y su ópera La
clemencia de Tito. En su estreno, no tuvo suficiente éxito. Hoy
es una de las mas representadas en todo el mundo
El argumento de la ópera ha sido muy discutido. Mientras que
muchos investigadores la ven simplemente como un cuento de hadas, otros la ven
llena de simbolismo y referencias a la masonería. En ese
sentido, y a pesar de la fuerte influencia de la cultura popular, La flauta mágica es una guía de una iniciación masónica
según el Rito Zinnendorf. De
igual modo, muchos autores —entre ellos Gérard Gefen—, han visto una
prefiguración de Ignaz von Born en el papel de Sarastro. Von Born era un
individuo con gran influencia en la masonería austriaca de la época, y fue
quien apadrinó el ingreso de Mozart a la misma. Mucha gente considera que el
triple acorde de la obertura de esta ópera es un claro signo masónico (la
"batería masónica"), que anunciaría el carácter propagandístico de la
obra, con objeto de difundir la masonería en un momento en el que el Imperio
austrohúngaro intentaba
prohibirla. Asimismo, el tema de la lucha entre la luz y la oscuridad, es un
símbolo recurrente en las enseñanzas masónicas.
Se cree que el libreto pudo estar inspirado en la obra Lulú o la flauta mágica, pero
también que pudo tener otras fuentes, como Rey
de Egipto, de Philippe von Greber o Sethos,
de Jean Terrason.
En cuanto a la música, tiene arias magníficas para cada personaje,
algunas famosas por su complejidad técnica, las arias de
La Reina de la Noche, O zittre
nicht (cuadro I del acto I),
en donde intenta motivar a Tamino para que libere a su hija y sobre todo Der Hölle Rache (cuadro III del acto II), en donde
aparece la segunda nota más aguda compuesta por Mozart para la música vocal, un
fa 5, para cuya
interpretación se necesita un grado de virtuosismo importante. También son muy
conocidos otros fragmentos, como el quinteto de Papageno, Tamino y las Tres
Damas, Hm, hm, hm... (cuadro I del acto I), con cierta
comicidad, o el aria de Sarastro, In
diesen heil'gen Hallen (cuadro
III del acto II), en donde muestra su sabiduría con la voz de bajo. También las
intervenciones de Papageno, con su aria Klinget,
Glöckchen, klinget y sobre
todo su dúo con Papagena.
no hierve en mi corazón) y el
aria del príncipe Tamino.
Acto I
Cuadro I: En las Tierras Rocosas
Papageno.
El príncipe Tamino llega hasta tierras rocosas perseguido por una
serpiente. Ha perdido su arma y ruega por su vida hasta que se desmaya
("Zu Hilfe! Zu Hilfe!"). Pero enseguida es salvado por las Tres Damas
(Die Drei Damen), que matan al monstruo. Al ver al joven se enamoran de él,
pero le abandonan con la promesa de volver de nuevo. Tamino se despierta,
aturdido, junto a la serpiente, cuando oye un silbar. Papageno, un ser mitad
pájaro y mitad persona, con una gran jaula a sus espaldas, se le acerca
cantando ("Der Vogelfänger bin ich ja").
Cuando Tamino habla con él le pregunta quién es. Es el pajarero de la
Reina de la Noche (Die Königin der Nacht), quien le da comida a cambio de
pájaros. Hablando, Tamino cree que Papageno mató a la serpiente y lo salvó.
Papageno sobre esto no le dice nada. En este momento se oye la voz de las Tres
Damas que, al ver que Papageno ha mentido, le cierran la boca con un candado de
oro. Al dirigirse a Tamino, le entregan un retrato de una bella joven. Si él no
permanece indiferente, fama, honor y felicidad le darán por recompensa.
En la intimidad, Tamino muestra con su canto cuánto le gusta el
("Dies Bildnis ist bezaubernd schön"). No sabe quién es la retratada,
pero sabe que le enamora.
Las Tres Damas aparecen ante Tamino y le dicen que la Reina escuchó su
canto y ha querido que sea él quien rescate a su hija. Es Pamina, la hija de la
Reina de la Noche, y está secuestrada por un demonio llamado Sarastro, que vive
en un castillo muy bien vigilado. Entonces, decidido, Tamino se propone salvar
y liberar a Pamina. De repente se oye un trueno y cae la noche. Las montañas se
abren dando paso a la Reina de la Noche, que viene sentada sobre un trono de
estrellas, haciéndose la oscuridad detrás de ella. En su delicada y completa
aria de tres tiempos distintos ("Oh zittre
nicht, mein lieber Sohn!") persuade a Tamino para que la
rescate y, a cambio, dejará que se quede con ella para siempre. Después de
esto, la Reina se retira entre las montañas y el día se hace de nuevo.
Tamino, pensando en soledad si lo que ha visto es cierto, se encuentra
con Papageno en el camino, que no puede hablar por el castigo ("Hm, hm,
hm"). Entonces aparecen las Tres Damas, que liberan a Papageno de su
castigo, pero éste no debe mentir nunca más: ¡el castigo debe servir de
advertencia! A Tamino le ofrecen una flauta mágica de oro, que modifica el
estado de ánimo de aquel que la escuche, hace más feliz a los hombres, al
triste le vuelve alegre y al soltero enamorado. Papageno debe acompañar a
Tamino, pero éste tiene miedo de Sarastro; abandonaría a Tamino por no ir. Las Damas,
para evitarlo, le regalan unas campanillas de plata mágicas que le protegerán
con su sonido. Se despiden de ellos diciéndoles antes que, para guiarse y
encontrar el castillo, han de seguir a tres muchachos jóvenes, bellos, nobles y
sabios.
Cuadro II: En la Habitación con Jeroglíficos del Palacio de Sarastro
Unos esclavos y Monostatos entran con Pamina, la sujetan y la atan. Esta
intenta evitar a Monostatos, quien la acosa y la desea. Se acerca a ella sin
saber con qué intenciones ("Du feines Täubchen, nur herein!"). En ese
momento entra Papageno, que encuentra a Pamina junto al negro Monostatos. Ambos
se asustan por la extraña apariencia del otro, y escapan, pero Papageno regresa
y se presenta ante Pamina y le dice que hay un príncipe enamorado de ella que
la va a rescatar por encargo de su madre la Reina. Antes de salir, cantan un
dúo sobre la necesidad que sienten de amor en las vidas ("Bei Männern,
welche Liebe fühlen").
Cuadro III: En el Bosque ante el Palacio de Sarastro
Tamino es conducido por los tres muchachos hasta el palacio de Sarastro,
quienes le dicen que sea firme, paciente y callado. El templo tiene tres
puertas: en el medio, la puerta de la Sabiduría, a la derecha, la de la Razón,
y a la izquierda, la de la Naturaleza. Entra por la puerta de la Sabiduría
porque las otras le impiden pasar, Atrás! (Zurück!). Se presenta ante él un
orador al que le pregunta, pero sus respuestas le crean mucha confusión
("Zum Ziele hin führt dich diese Bahn"). Parece ser que Sarastro no
es malvado, según cuenta, que lo que hace es proteger a Pamina, pero que no
puede decir más por un juramento. Tamino, que lo que quiere es encontrar a
Pamina, empieza a tocar su flauta, cuyo sonido atrae a los animales del bosque.
Al tocar la flauta se oye la melodía que siempre toca Papageno ("Wie stark
ist nicht dein Zauberton").
Pamina y Papageno buscan también a Tamino y oyen su flauta. Monostatos,
al oír a Papageno, aparece e intenta atraparles. Llama a sus esclavos, que
vienen con cadenas, pero Papageno utiliza el regalo de las Tres Damas y con sus
campanillas les detiene y les hace bailar y cantar ("Schnelle Fuesse,
rascher Mut").
Ahora se oyen trombones y Sarastro es anunciado por un coro invisible
("Es lebe Sarastro, Sarastro lebe!"). Entra de forma triunfal, con
sus sacerdotes y montado en un carro tirado por seis leones. Pamina le implora
que le perdone su huida; ella quería escapar de Monostatos, quien le estaba
acosando. Sarastro todo esto ya lo sabía, y sabe además que está enamorada de
Tamino. Si sigue con su madre perderá su felicidad, dice Sarastro, ese es el
motivo de su secuestro, la Reina no debe cumplir ya la función de madre,
sobrepasa la esfera que le corresponde.
Tamino entra sujetado por Monostatos y los dos jóvenes se reconocen y
pronto se abrazan fuertemente, lo que provoca la furia de Monostatos, que los
separa inmediatamente y ruega a su señor que los castigue. Sarastro, imparcial,
sentencia un castigo de setenta y siete azotes, pero sobre Monostatos, al cual
se lo llevan sus sacerdotes. Para terminar, ordena que acompañen a Papageno y a
Tamino al templo de las pruebas, con las cabezas cubiertas con sacos, para ser
iniciados.
[editar]Acto
II
Cuadro I: Un bosque con palmeras
Sarastro y sus sacerdotes, en procesión solemne, se reúnen en su templo
("Ihr Eingeweihten der Goetter Isis und Osiris"). Debaten la
posibilidad de acoger a Papageno y a Tamino e iniciarlos en sus prácticas. Todos
aceptan la propuesta, pero deberán ser virtuosos y superar una serie de
pruebas. En este momento canta Sarastro el aria con coro ("O, Isis und
Osiris") rogando a los dioses que los fortalezcan con virtudes y los
acojan en caso de que deban morir.
Cuadro II: En una sala, de noche, con tormenta
Tres sacerdotes conducen a Tamino y a Papageno hasta la sala donde se
harán las pruebas, y les quitan los sacos. Tamino y Papageno entablan una
conversación en la que suenan unos truenos que atemorizan a Papageno. Después
entran unos sacerdotes con antorchas, con los cuales Tamino sentencia que
estaría dispuesto a dar su vida por la amistad y el amor y someterse a pruebas
por ello. Sobre esto Papageno no está muy de acuerdo. Él es un hombre primitivo
(Ich bin so ein Naturmensch) y hasta que no le aseguran una mujer joven y
bella, a Papagena, no acepta. Pero debe prometer no hablar con ella si la ve.
Tienen que permanecer en silencio, y no hablar con ninguna mujer. En este dúo
se detallan las principales motivaciones de la prueba ("Bewahret euch vor
Weibertuecken").
Los tres sacerdotes abandonan la sala y les dejan en la oscuridad. En
ese momento aparecen Las Tres Damas del suelo y cantan el quinteto ("Wie?
Wie? Wie?"), que los intentan convencer de que ese no es un buen lugar.
Papageno no para de preguntar a Tamino si lo que dicen es verdad, pero Tamino,
que es fuerte, no piensa en lo que puedan decir. Ellas insisten en que la Reina
de la Noche se dirige hacia el templo, mientras que Papageno se desmaya. Pero
se oye a los sacerdotes, que las expulsan hasta que desaparecen en el suelo.
Entran estos y se llevan a Tamino. A Papageno le hacen levantarse para poder
seguir guiándolo.
Cuadro III: Un jardín
Tamino y Pamina, acuarela de Max Slevogt.
Pamina duerme bajo la luz de la luna. Entonces entra Monostatos y canta
su aria sin que nadie lo vea ("Alles fühlt der Liebe Freuden"), en la
que se lamenta de su posición comprometida. No puede amar a un ser tan hermoso
como la luna porque lo negro es feo. Se acerca a Pamina, pero la Reina de la
Noche surge del suelo. Pamina se despierta y Monostatos se esconde. La Reina se
enfurece al ver que Tamino se ha puesto del lado de Sarastro, y pide venganza
por ello. En el aria más famosa de la ópera ("Der
Hölle Rache kocht in meinem Herzen") expresa que se siente
engañada y obliga a Pamina que mate a Sarastro, amenazándola con abandonarla
para siempre. Le da el cuchillo a su hija para que asesine a Sarastro y se
marcha enfurecida. Monostatos sale de su escondite y decide vengar a Sarastro
pidiendo que se case con él, pero Pamina se niega. Llega Sarastro para consolar
a Pamina y tomar justicia, a la manera que se tiene dentro de esos muros, que
no conocen venganza ("In diesen heil'gen Hallen").
Cuadro IV: En la sala de las pruebas
Mientras, Tamino y Papageno siguen superando las distintas pruebas
impuestas. En este momento se enfrentan a la prueba del silencio, pero Papageno
no calla. Surge del suelo una mujer vieja y fea que ofrece agua a Papageno, que
no para de hablar con ella y descubre que tiene 18 años y dos minutos, y además
tiene un amante, el mismo Papageno. Cuando va a preguntar el nombre de la
anciana, un trueno suena y la vieja desaparece. Los muchachos llegan para
traerles comida y sus instrumentos. Entregan a Tamino su flauta y a Papageno
sus campanillas, y desaparecen. Tamino toca la flauta mientras Papageno come y
bebe. Aparece Pamina al sonido de la flauta, que, al no obtener respuesta
alguna por parte de Tamino, piensa que no le quiere y, muy herida, canta su
bellísima aria ("Ach, ich fühl's, es ist verschwunden"). Es el
momento más solemne de toda la obra.
Cuadro V: Una gran sala abovedada, en el interior de una pirámide
Sarastro, junto con el coro de los sacerdotes, inician un ritual
("O, Isis und Osiris, welche Wonne"). Se trata de uno de los pasajes corales más representativos de la época.
Tamino, frente al gran sacerdote, escucha sus palabras. Entonces entra Pamina
con un saco en la cabeza acompañada por los sacerdotes junto a Tamino. Sarastro
le quita el saco. No cesa de preguntar por Tamino, que está a su lado, pero
Tamino no habla con ella. En este trío se relata la historia ("Soll ich
dich, Treuer, nicht mehr sehn?"). Han de separarse y los dos lo aceptan
porque les prometen que volverán a encontrarse.
Cuadro VI: Jardín pequeño
Papageno está solo y perdido en la sala donde se realizan las pruebas.
No encuentra la salida, siempre le dicen Atrás! (Zurück!). Al acercarse a un
sacerdote, éste le reprocha que su comportamiento merece un castigo, pero los
dioses, benignos, lo perdonan. A cambio nunca sentirá las alegrías de los
iniciados. Papageno se conforma con un vaso de vino, que le es concedido, y con
una muchacha ("Ein Maedchen oder Weibchen wuenscht
Papageno sich!") que le haga caso y le quiera. Cantando,
encuentra a su mujer, pero es la misma anciana que le pide su eternidad. Él
accede con desgana porque, si no, vivirá encarcelado sin una amiga y sin vivir
en el mundo que tanto le gusta. En ese momento, ella se convierte en una
hermosa joven, Papagena, pero la pierde porque se acerca un sacerdote; aún no
es digno de ella, le dice. Papageno se hunde en la tierra porque no quiere
hacer caso al sacerdote.
Cuadro VII: Un jardín
Los tres muchachos anuncian la llegada de la mañana y hablan de Pamina
("Bald prangt, den Morgen zu verkuenden!"). Pamina, al creerse
rechazada por Tamino, decide suicidarse. A punto está, pero los jóvenes genios
la salvan a tiempo y le piden que tenga paciencia (Ha, Unglückliche, halt
ein!).
Cuadro VIII: Dos montañas, una arroja fuego y la otra agua
Dos hombres con armadura traen a Tamino para que supere las pruebas de
agua y fuego. Antes de la prueba, Pamina aparece dispuesta a verle ("Der,
welcher wandert diese Strasse voll Beschwerden"). Deciden que, como Pamina
no teme a la muerte, es digna de ser iniciada. Ambos se dan la mano. Tamino
toca la flauta para poder atravesar la columna de fuego. Entran y salen de
ésta. Tamino vuelve a tocar la flauta y se dirigen a la montaña, que arroja
agua. Entran y salen de ésta. Aparece después la entrada a un templo muy
iluminado, dentro del cual se oyen gritos de triunfo y alegría por la pareja
("Tamino mein! O welch ein Glück").
Cuadro IX: Pequeño jardín
Papageno, al ver que ha perdido a Papagena, la busca desesperadamente
cantando y tocando su silbato ("¡Papagena, Papagena, Papagena!").
Decide ahorcarse. Con una cuerda, se acerca a un árbol. Pide que se apiaden,
pero no se oye nada. Resignado, se dispone a colgarse. Los tres muchachos le
detienen y le aconsejan que toque sus campanillas. Es el famoso dúo donde se
encuentra con su amada Papagena, con la que decide tener muchos hijos
papagenos.
Cuadro X: Subterráneos del templo
La Reina de la Noche, junto con Monostatos, quien se le ha unido, surgen
del suelo y en silencio ("Nur stille, stille, stille, stille!")
intentan atacar el poder de los sacerdotes y de Sarastro entrando en el templo.
La Reina le ha prometido a Monostatos su hija y este le enseña el camino. Se
oyen ruidos. Son los sacerdotes, que los vencen con truenos y rayos. La Reina
de la Noche y Monostatos son expulsados y se los traga la tierra. Sarastro
convoca el reino de la luz y el reino de la verdad. La belleza y la sabiduría
han sido coronadas para siempre en aquel bello lugar.
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